El diseño de la casa Vineyard situada en Montijo, Portugal, propuesto por el estudio Blaanc, parte de un concepto que busca respetar el entorno al tiempo que integra en la construcción técnicas que toman lo mejor de la tradición y de la tecnología más reciente.
Esta vivienda de 319m² fue construida en una finca agrícola, dentro de una viña, sobre un terreno plano y vecino a un bosque de alcornoques. El entorno tranquilo e idílico no sólo fue un punto de partida para el proyecto, sino que se ve reflejado en el interior del mismo.
Compuesta por tres volúmenes rectangulares paralelos y de tamaños similares, todos con techo plano, en el interior marcan la frontera entre lo público y lo privado a través de materiales entre los que sobresale la tapia pisada. Los muros así construidos dan forma al salón principal y permiten el acceso a la terraza abierta que hace las veces de extensión de la sala de estar y proveen de sombra a la fachada occidental.
Los dos volúmenes restantes contienen seis habitaciones, una oficina, un baño de visitas, una alcoba de invitados y un área de almacenamiento a la que se puede entrar directamente desde el exterior.
El diseño también incluye un patio pequeño que ilumina las áreas ubicadas al noroccidente. Éste, alineado con otro patio más grande situado al sur, no es sólo un espacio que suma belleza, sino que ayuda a marcar el límite que existe entre las áreas comunes y la zona más privada de la casa.
EL TECHO ESTÁ COMPUESTO POR VIGAS DE MADERA LAMINADA ADHERIDAS AL DINTEL SUPERIOR CUBIERTAS CON UN PANEL QUE QUEDA OCULTO POR UNA PANTALLA IMPERMEABLE.
Reducir el impacto
Con el fin de darle un carácter sostenible a la casa Vineyard se eligió la tapia pisada, una técnica de construcción vernácula y popular en algunas zonas de Portugal, que en lugar de ser disimulada fue tratada para resaltar la belleza natural de la tierra.
La materia prima para esta mezcla provino tanto de la finca donde está situada la casa como de un lugar a 50 km de distancia, donde se encuentran suelos altamente arenosos. Las paredes independientes fueron construidas utilizando encofrados de madera continua y compresión mecánica para compactar la tierra.
En los muros más largos se agregaron dos columnas de carga para aumentar la fuerza, función que también es parcialmente cumplida por los marcos de las puertas. Las paredes además fueron reforzadas con malla de fibra de vidrio en el interior y capas superpuestas en todas las esquinas, elementos que hacen posible la construcción de franjas de tierra continuas sin juntas verticales, dándole un aspecto más uniforme a las superficies.
Alma al descubierto
Desde el exterior de la sala de estar, el comedor y la cocina pueden apreciarse los detalles de la tapia pisada que no sólo es bella por sus imperfecciones, sino que contribuye a regular la temperatura interior haciéndola tibia en invierno y fresca en verano, a la vez que mantiene la humedad en un nivel constante durante todo el año. Para aumentar la duración y proteger la tapia, ésta fue recubierta con una capa de vidrio soluble y una mezcla de albúmina.
El resto de los muros fueron construidos con cemento y ladrillos que luego fueron cubiertos con estuco y pintura blanca para armonizar la casa con los demás edificios existentes en la finca. Estos detalles completan una mezcla de materiales orgánicos que da como resultado una construcción ecológica y de estilo contemporáneo que se funde de un modo fluido con su entorno.
Agradecimiento: Johanna Pérez Vásquez y João Morgado